Lo segundo es ser fiel al plan. No por una cuestión moral, puesto que el plan jamás nos echará en cara una eventual infidelidad, sino para poder descargar las culpas en él, como vimos en el punto primero. Es útil que el plan sea a largo plazo, para que el fracaso de nuestro meticuloso proyecto llegue lo más tarde posible.
1 comentario:
Sentido tiene :)
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