Después de muchos años, volvió a soñar con ella. Por lo visto, ambos tenían que realizar unas gestiones en la misma oficina. La burocracia, dijo ella, ya sabes. Sí, contestó él. Le propuso tomar un café alguna vez, ella le dijo que tenía prisa y salió por la puerta, quizá en dirección al sueño de otra persona. Hacerse mayor es esto, pensó él a la mañana siguiente.
1 comentario:
Y menos mal, que luego las cosas se lían. Los cafés los carga el diablo, se lo digo yo.
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