En el cuarto de baño de un bar con la sana intención de orinar. Nada más cerrar, golpean en la puerta. La voz de un borracho: me meo. No es sabio meterle prisa a alguien cuando mea, pero no creo que el borracho se dé cuenta de esto. Insiste: me meo. Orino con furia, que quizá sea malo para la vejiga y salgo. El borracho sonríe como un bobalicón y le recrimino su comportamiento. Él, como única defensa, vuelve a repetir que se mea. Pues ve al urólogo, joder, le respondo, aunque seguro que desoye mi consejo.
2 comentarios:
Pues lo que es a mi, si me meten prisa, aún me explayo el doble leyendo esas máximas -dechado de filosofía-, que la gente grava en la pared, navaja en mano.
Hum. Aquí hay una ambigüedad. ¿Se explaya Usted leyendo navaja en mano, o la gente grava navaja en mano?
Lo digo porque si tarda mucho lo mismo no le viene mal tampoco hallarse en el primer supuesto...
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