—Buenas tardes, le llamo desde Conservas Bermúdez porque ha sido usted seleccionado como nuestro hombre del futuro.
—Vaya, muchas gracias. ¿En qué consiste su premio?
—No es exactamente un premio, sino una responsabilidad que no está al alcance de cualquiera.
—¿Eso quiere decir que soy especial?
—Para Conservas Bermúdez sí. Por eso queremos que nos represente allá donde vaya vestido como una lata de nuestros deliciosos mejillones en escabeche.
—¿Cuánto pagan?
—¡Amigo! ¿Cómo puede ser usted tan materialista? ¿No comprende el gran honor que supone ser elegido nuestro hombre del futuro? ¡Las mujeres lo admirarán! Harán cola para compartir cama con usted. ¿Cómo puede ponerle precio a eso?
—Hombre, visto así...
1 comentario:
No es mala estrategia. Úsela para llenar las ciudades españolas con hombres-anuncio de su próxima novela.
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