—¿Está usted preparado para el gran amor?
—No lo sé, ¿eso tengo que decidirlo yo?
—Por supuesto, nuestros expertos han dictaminado que para el gran amor hay que tomar uno las riendas, no puede ser que sobrevenga sin más.
—Vale. En ese caso, estoy preparado para el gran amor.
—Bien. Alguien se pondrá en contacto con usted, ¿a qué hora le viene mejor?
—Pues no sé, déjeme mirar un momento mi agenda. ¿Podría ser mañana a las cinco de la tarde?
—Las cinco de la tarde es una hora muy poco propicia para el gran amor. Piénselo: ¿quién se enamora a esa hora? Es una hora en la que casi nunca pasa nada.
—Mejor, ¿no? Así mi gran amor sería original.
—Bueno, bueno, usted manda. Gran amor a las cinco de la tarde, entonces. Muchas gracias por su atención.
—A ustedes.
1 comentario:
Tomar las riendas. Já. Qué gran falacia.
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