domingo, 2 de noviembre de 2014

La escritura romántica

Señorita, usted no me conoce, pero he decidido amarla por correspondencia, como hacían los antiguos, que eran más elegantes. No la he escogido al azar, aunque el amor es ciertamente azaroso, sino que fue una decisión meditada: la cosa estaba entre su vecina y usted y ganó usted. Sirva el dinero que gastaré en sellos como prueba de que mis sentimientos son sinceros.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Rácano.

Hay que mandar flores.

Aunque ninguna planta bien educada le mandaría un puñado de órganos sexuales de un animal a otra planta, eso hay que reconocerlo.