El dolor es distinto, ya no es una bestia furiosa que amenaza con destruirlo todo. También la bestia está cansada. Ahora sólo ataca si la molestas, si te acercas a su guarida, lo que es una aventura peligrosa y estúpida: ¿quién desea acercarse al dolor? Dejemos que duerma, que hiberne, todavía nos estamos recuperando de su último ataque.
1 comentario:
Que duerma, que duerma. Nadie lo necesita despierto.
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