Hay un fantasma en el cuarto de baño. Lo sé porque me cambia las cosas de sitio: por ejemplo, le encanta meter el papel higiénico en la cisterna y embadurnar las cortinas de la ducha con pasta dentífrica. Yo no me enfado ante estas travesuras porque entiendo que es su misión fantasmal. Quién soy yo para decirle a alguien cómo ha de llevar su muerte. Además, tiene que ser muy duro estar condenado a vagar eternamente entre el retrete, el bidé y la ducha.
2 comentarios:
Me encanto Gabriel. Además existen los fantasmas, yo en mi casa tengo un par. El baño especialmente les agrada, es por aquello de que los espejos son la puerta al otro mundo.
¿?
¿La puerta al otro mundo?
El mío no, sólo tiene un poco de mugre detrás. Hable con su arquitecto, Dama Bruja Roja, que le ha dado coba con los acabados.
Respecto al post, Maese Noguera, pues depende. Si le toca a uno el cuarto de baño de Mónica Belucci puede merecer la pena ectoplasmear un poco...
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