miércoles, 8 de septiembre de 2010
El calor
Hace demasiado calor, así que estamos inmóviles en la cama, dejando que pase la tarde. Dos cuerpos entrelazados en un tenue sopor, como leones en el Serengueti (o algo menos tonto). El ventilador emite un leve rumor, como una radio encendida en otra habitación. Qué bien vendría un ventilador en el Serengueti, pienso, pero no digo nada, para no socavar mi reputación como intelectual universal y todo eso. Hay que esperar a que baje el sol para salir a la calle. Hay que esperar tranquilamente. Cantan gaviotas al otro lado de la ventana, lo que está muy bien, pues sería bastante molesto que cantaran dentro de la habitación.
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