Noguera, Noguera, Noguera, dicen los fantasmas de mi corazón (¿o eran los demonios?), ¿qué vamos a hacer contigo? No sé, ¿hamburguesas?, contesto yo, pero no les hace nada de gracia, no: me restriegan en la cara mis desvelos, mi literatura a fondo perdido, mis sarcasmos a deshoras, las noches de locura. Vale, respondo yo, todo eso está muy bien, pero no me afecta, ya que soy un inconsciente. Cantadle las cuarenta a alguien responsable, que yo me asomo al abismo pensando que es una atracción de feria más.
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