sábado, 31 de octubre de 2009
Siete y media de la tarde
Oscurece tan pronto ahora. La falta de luz influye en el estado de ánimo; no es extraño que haya tantos suicidios en los países nórdicos. Las cosas parecen desangeladas con esta poca iluminación. Como estos supermercados de zonas costeras, que tienen un aspecto deprimente a estas horas. Con su típico jubilado inglés que compra whisky o ginebra para pasar otra noche de borrachera y soledad. Con su cajera que fantasea con un atraco en el que una bala perdida acabe con su larga y lenta agonía. Con su cliente que se encoge de hombros, que soy yo, y se hace el taumaturgo comprando helados, que todavía estamos en verano aunque con la oscuridad de noviembre.
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