Sería quizá bonito vivir con amor, pero eso ya no es para mí. Cómo no tomarse con escepticismo los «te quiero» a media tarde, las notas de amor en la mesa de noche, las sonrisas cómplices. Ya es tarde para todo eso, uno se ha acostumbrado a esta vida de sarcasmo, cinismo, autarquía sentimental y constantes eventualidades.
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