—Ya no me llamas.
Él la mira. Quién será esta loca, se pregunta, pero no lo dice en voz alta, no quiere herir sus sentimientos. En vez de eso, intenta ser delicado y usa el humor para decirle que no recuerda su nombre:
—Es que no sé cómo llamarte.
—Pues por teléfono, claro —contesta ella meneando graciosamente la cabeza.
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