miércoles, 17 de diciembre de 2008
This time tomorrow
Me abordó en un bar. Me pareció demasiado bonita para ser prostituta, pero no iba a discutir mi buena suerte. Como era de esperar, acabamos en un hotel de mala muerte. Me encendía que fingiera ser tímida y dispuse de su cuerpo con la vehemencia de las grandes ocasiones. «Es la primera vez que hago esto», me dijo luego. «Quería engañar a mi marido, pero pensé que sería mejor hacerlo con un desconocido». «¿Y lo de presentarte como prostituta?», dije yo. «Pensé que agilizaría las cosas. Además, así sacaba algo de provecho, algo más que la simple venganza». «¿Qué te ha hecho tu marido?», le pregunté. «Se acuesta con su secretaria, el muy idiota cree que no lo sé», me contestó. Yo pensé en decirle que era la primera vez que iba de putas, pero me habría notado en la cara que mentía. Nos despedimos frente a la entrada del hotel con un apretón de manos, como si no nos hubiéramos estado revolcando desnudos un momento antes. No le pregunté si nos veríamos de nuevo, algo me decía que no. Pero seguí yendo a aquel bar, por si acaso.
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