En estas fechas tan entrañables lo más navideño que hago es acostarme con Belén. A Belén, pastores, dice el villancico. Y eso hago yo, que tengo aspecto de pastor de cabras afgano (la nacionalidad de las cabras es irrelevante, aunque se las supone afganas también por pura coherencia argumental). Entro y salgo de Belén todas las noches, aunque no a ritmo de villancico, que sería un poco aburrido. Así, con cada nuevo encuentro celebramos habernos encontrado y nos decimos que la nuestra es sin duda una bella tradición.
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