Esto es la vida, dice alguien. No, la vida podría ser mucho más. Más que este estajanovismo literario del fracaso. Más que una sucesión de amenazantes amaneceres y nocturnidades etílicas. Si yo quisiera emborracharme de tu cuerpo y otras frases baratas. Pero lo importante es el personaje, claro, aunque fagocite al autor, pues yo ya no sé quién soy y, lo que tiene más gracia, tampoco sé quién he dejado de ser. Escribo esto no sé si ayer, hoy o mañana. Salgo a la calle en busca de historias que contarme. Transidas de dolor, me amenazan las plañideras.
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