Se me acerca un letón y me pide dinero. Un euro. Me cuenta que no tiene suficiente para comprar el billete de cercanías y que su hijo de cuatro años está solo en casa. Me asegura que no me está intentando engañar y para demostrármelo me dejará su pasaporte a cambio del dinero. Un pasaporte letón por un euro. Es un buen trato, pienso, una nueva identidad tan barata. Compro el pasaporte. Ahora soy más joven, nací el 24 de abril de 1984. Qué cantidad de cuatros. Me llamo Dimitri Godmanis. Me pregunto si ahora el supuesto niño de cuatro años que está solo en casa es mío o no. Llevo el Báltico en la mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario