Ella le dijo: "yo te dejaré siempre notas de amor en el bolsillo del abrigo, ya lo verás, lo nuestro será sublime sin interrupción, como le hubiera gustado a Baudelaire". Pasó el tiempo, se casaron. Él solía leer en el metro las notas que ella le escribía. Pero una mañana lo que leyó fue lo siguiente:
Tomates
Azúcar
Mantequilla
Huevos
Leche
Y unos cuantos alimentos más. Él se dijo: un poema dadaísta. Y con un suspiro de sincero enamorado volvió a meter la nota en el bolsillo del abrigo.
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