lunes, 30 de julio de 2007

Extraños bajando del tren

Me marcho lejos de esta ciudad mañana temprano, en el primer tren. Si por mí fuera, sería en el Transiberiano e iniciaría una nueva vida, con nueva identidad y nuevos recuerdos, en Vladivostok. Me levantaría cada madrugada para pescar en la bahía y por las tardes me emborracharía con el vodka más barato. Con un poco de suerte, moriría pronto y nadie lo sabría. Un personaje tan anónimo como nunca quise ser, pero como me condenaron a ser. Miles de kilómetros entre mis conocidos y yo. Me darían por muerto y podría dedicarme a crear un personaje para mis nuevos conocidos de la Asia rusa. Crearse como una obra de arte, sí, eso estaría bien. Ser totalmente distinto, haber nacido en mi pensamiento y no en la ciudad de mis fracasos.

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