"La aventura de ser padre", repetía ella mientras yo olvidaba los poemas que escribí con veinte años. Desembarazarse con éxito de todas las limitaciones de la persona novel, eso es lo que había que hacer, estaba claro, aunque la tarea de imitar a los seres humanos no fuera nada sencilla. Ah, casi treinta años de atraso, qué duro era salir del tercermundismo personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario