Hace tiempo leí en la prensa el caso de un hombre que, poco antes de jubilarse, perdió todo lo que tenía por las malas artes de una mujer joven y deseable que le había ofrecido el oro y el moro. Me parece que estas cosas pasan porque queremos creer en la fantasía. Por eso los hombres estamos dispuestos a creer enseguida que una mujer enloquecedora nos ama. En fin, así es normal que tanta gente crea en algún dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario