Aquella mañana parecía que sucedía algo extraño. El cielo estaba negro, el mar hervía, caían a la tierra bolas de fuego y azufre. Mis vecinos eran sacados de sus casas por demonios que reían y reían. Encendí la tele y lo entendí todo: En la pantalla aparecía mi ex novia, que, con una gran sonrisa, estaba anunciando el Apocalipsis.
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