martes, 27 de enero de 2004

La voluntad de poder

Esta mañana, después de lavarme los dientes por vigésima vez, he admirado en el espejo lo que parecía ser un rostro anodino y destrozado por la furia de noches onanistas e insomnes. Un rostro con carácter, algo así como el de Bogart un par de semanas después de su funeral. He ensayado distintas sonrisas ante el espejo, intentando seducirme, pero no me he impresionado demasiado. Luego me he peinado la barba mojando el peine en salsa boloñesa.

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