lunes, 26 de enero de 2004

Cómo ser feliz siendo desgraciado

Hay que buscar la felicidad en las cosas pequeñas: los bonsáis o los circos de pulgas, por ejemplo. El gran problema del hombre moderno, aparte de la total insatisfacción y desgracia absoluta, es la falta de felicidad. A algunos, por ejemplo, les hace feliz hacer el amor con despampanantes supermodelos de lencería. A mí no, pero estoy dispuesto a cambiar de opinión tras una demostración empírica. Otros son felices coleccionando sellos, orgasmos o mariposas. En realidad, la felicidad sólo es cuestión de convencerse de que nuestros conocidos son más infelices que nosotros.

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