Me encuentro dos cucarachas en la cocina. Bien grandes, de tamaño familiar. Y esta referencia a la familia me hace pensar que quizá se traten de dos cucarachas recién casadas que están de luna de miel en mi cocina para ver las cataratas del grifo o algo así. Quizá hayan pagado mucho a la agencia de viajes, pero ninguno de estos pensamientos me impide asesinarlas con unos certeros pisotones.
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