sábado, 15 de mayo de 2021

Del abortismo sentimental

Nunca acompañé a una chica a abortar. Es algo que me queda lejos, sólo lo conozco en la ficción. No puedo hablar, por tanto, de ninguna vez que casi fue padre. A lo sumo, recuerdo que Alba tuvo en una ocasión un retraso en la regla de dos semanas y que estaba aterrorizada, como si la perspectiva del embarazo supusiera el final de su vida. Y eso a pesar de que en aquel momento nos iba bien como pareja. Años después, ya con otro, abrazó con alegría y decisión un embarazo repentino en una relación que se desmoronaba. Entonces no me paré a reflexionar sobre aquello, pero ya lo decían los Rolling Stones: es el cantante, no la canción. O el padre y no el feto, vaya.

1 comentario:

Marcos dijo...

Tampoco yo acompañe a una chica a abortar, afortunadamente... A lo mejor era el momento vital, yo también tuve una novia que no quería saber nada del tema, le parecía impensable... y al final tuvo una hija muy cerca de los cuarenta. Eso es algo muy común.