Se habla de los amores tóxicos, del amor romántico (aunque nunca se menciona al joven Werther), pero no hay respuestas fáciles al viejo tema. No nos vamos a curar de la noche a la mañana. Estamos mal hechos, esperamos que nos quieran como lo hacían nuestros padres (con suerte). Un amor incondicional, a pesar de nuestros defectos. El tipo de amor del que, en todo caso, disfrutaban Hitler o Mussolini, que llevó a sus amantes a compartir su suerte. Bromas aparte, ¿qué sabemos realmente del otro? ¿Y qué sabe el otro de nosotros? El ser humano siempre rellena con su imaginación los huecos que deja la realidad, no hay más que pensar, por ejemplo, en la idea de dioses. Amar es idealizar, idealizar es amar. Las relaciones humanas se asemejan a la exploración espacial: tenemos un conocimiento incompleto de una inmensidad infinita, pero podemos fantasear.
1 comentario:
Fantasear se nos da muy bien
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