Siempre corriendo a todas partes, a lo Antoine Doinel, aunque éste tenía treinta y cinco años en El amor en fuga, la última película en la que lo vimos, y yo ya le saco siete. Pero siempre hay prisa por llegar, como si la respuesta fuera a desaparecer al doblar la esquina como nos despistemos y no nos dejemos llevar en alas de la ansiedad.
1 comentario:
Quien tiene tiempo, no pierde el tiempo. Al menos, eso suelen decir...
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