Un café, pide el hombre. Y la camarera se lo trae al momento. Qué bonita sería la vida si todo fuera así, piensa él, si uno pudiera sentarse a una mesa con bonitas vistas y pedir que le trajeran, por ejemplo, una existencia mejor. Un horario laboral más descansado, una casa de mayor tamaño, un ordenador nuevo. Pida por esa boquita y se le concederá, amigo. Aunque luego habría que pagarlo, claro, que este café no se lo han puesto en la mesa a cambio de nada.
1 comentario:
Aparte, creo que sería demasiado fácil todo
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