Una pareja se sube al tren de cercanías. Se bajan las mascarillas nada más tomar asiento. Poco parece importarles que estemos en un recinto cerrado y que sea de obligado uso. Se bajan en la última parada conmigo. Siguen con las mascarillas bajadas, pero se las suben de inmediato al ver al final de las escaleras al tipo de seguridad. Como niños pequeños que sólo cumplen con las normas por miedo a la bronca de papá. ¿Responsabilidad? Eso es un concepto imposible.
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