Las motas de polvo estelar flotaban en los rayos cósmicos que se veían tras las persianas metálicas de su cápsula espacial. Qué típico esto de las motas de polvo en la luz, pensó, seguro que estoy en una obra mala, un relato menor. Aunque le gustaba lo de estar en el espacio, al menos sería una obra de ciencia ficción. Quizá viviera algún romance con una extraterrestre o resolviera algún crimen intergaláctico. Y con una sonrisa satisfecha se arrellanó en la ingravidez a la espera de acontecimientos.
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