—Recuerdo que fuimos mis hermanos y yo con mi padre a comprar un ordenador y el vendedor le encasquetó un modelo obsoleto enseñándole una tarjeta plastificada en la que un diagrama «demostraba» que en realidad aquel modelo antiguo era mejor que los modernos por no sé qué optimización o motivo que no recuerdo. Mi padre estaba de lo más convencido, creía a pies juntillas en el poder de la tarjeta plastificada, como si fuera imposible que no dijera la verdad. Para él aquella tarjeta de mierda era la palabra revelada de Dios y no había argumento en contra que valiera.
—Quizá tu padre se dio cuenta enseguida de que era un timo, pero lo compró porque era más barato y pensó que realmente no necesitabais un pc último modelo.
—No creo…
—A lo mejor incluso fue idea suya lo de la tarjeta. Tal vez se había puesto de acuerdo con el vendedor para no tener que gastarse tanto dinero en un ordenador y os engañó como a unos pardillos.
—Tengo que admitir que mi padre siempre ha sido lo bastante trilero para idear una argucia así.
1 comentario:
Mas listo que el hambre
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