miércoles, 4 de marzo de 2020

Hay un borracho

Hay un borracho que hace guardia. Siempre está acodado en la misma mesa con varios botellines vacíos sobre ella. Siempre con el rostro abotargado y la mirada perdida, como si ni siquiera supiera dónde está. Quizá esté contratado por el bar, pero no parece un reclamo muy atrayente. Y tampoco parece que esté de vigilante y le paguen con bebida. No, simplemente es un borracho de costumbres fijas. Va a su bar de cabecera, se emborracha con regularidad de reloj suizo y después se marcha a casa. Puede que no le espere nadie en ella y por eso prefiere pasar sus días sentado en la terraza de un bar y contemplar la vida pasar por la calle mientras una neblina gris de alcohol lo emborrona todo.

1 comentario:

Ikana dijo...

Un parroquiano con una vida muy triste