Diez años después, mi imperio está en ruinas. Lo cual es lógico, pues lo levanté apresuradamente y sin apoyos. Te puedes autoproclamar imperio, pero únicamente con declaraciones grandilocuentes no vas a mantenerte mucho tiempo. Hacen falta acciones decisivas y una buena dosis de suerte. A mí me han faltado ambas cosas. Y mucho más. Ahora paseo entre estas piedras que pronto cubrirá la arena.
1 comentario:
Quién le manda.
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