No recuerdo cuándo compré un libro por última vez, seguramente fue alguno de segunda mano, pero es lo que tiene la precariedad, que ni siquiera dispones de dinero para los pequeños placeres. Acudo con frecuencia a la biblioteca para saciar mi sed de lecturas, aunque esto no me permite atesorar los libros, que era algo que me encantaba. Pero supongo que la vida es dejar cosas atrás.
2 comentarios:
Referente a lo de atesorar libros, a veces observo mi voluminosa biblioteca y barrunto si no hubiera sido mejor gastar el dinero, cuando lo había, en algo más intercambiable por comida, si mi economía continúa desplomándose....
Me callo, que yo soy un jibia de los libros.
Estooo... ¿Y la ventaja de no tener que moverlos en una mudanza? ¿Qué me dice de eso?
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