jueves, 4 de mayo de 2017

El ojeador

—Buenos días. Soy un ojeador literario y quiero ficharlo para la editorial en la que trabajo.
—¿Qué?
—Sigo su blog desde hace tiempo y me gusta lo que hace.
—Esto parece muy raro.
—Nada de eso. Finalmente en el sector editorial hemos comprendido que no teníamos que luchar contra las diversiones del español medio, sino aprender de ellas. Y los clubes de fútbol tienen repartidos por todo el mundo a sus ojeadores en busca de nuevos talentos.
—¡Qué alegría! Mucho mejor esto que mandar originales a las editoriales y esperar durante meses una respuesta.
—No tan deprisa: ahora tiene usted que hacer unas pruebas con el equipo, a ver si encaja en el esquema de juego del editor.
—Yo pensaba que lo importante era la literatura.
—Claro, hombre, y el deporte. Pero hay que vender camisetas. En nuestro caso, libros.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Y bueno, ¿pagan o no pagan? He ahí el dilema.