—Buenas, soy lector suyo desde hace más de diez años y me gustaría que me firmara este libro; es el que más me gusta de toda su obra.
—Por supuesto. ¿Cómo se llama?
—¿No sabe mi nombre?
—¿Debería?
—Sería justo, ¿no? Llevo más de diez años leyendo sus libros.
—Y se lo agradezco muchísimo. Más lectores como usted necesito.
—¿Más? ¿No le parece suficiente haber ignorado mi fidelidad todos estos años? ¿Encima quiere convertirme en uno más? ¡Usted no quiere lectores, miserable, sino acólitos anónimos que le entreguen dinero!
2 comentarios:
Tal vez con los libros de la Kinder se pueda interactuar algún día....
Haberle dicho: "Tiene usted razón", y acto seguido debía haber sacado usted una navaja automática y haberle pedido la cartera y el reloj (aunque el reloj sea malo: es una cuestión de principios).
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