Todos mis ídolos habían logrado mucho más que yo a mi edad. Pero es normal, también tardé en acceder al amor (o a la comunión de los cuerpos). Nunca he sabido encaminar mi vida y sin embargo siempre he creído de una forma soterrada en algún golpe de suerte. Cuando normalmente los golpes de suerte eran sólo bofetadas. Llegará mi momento, me sigo diciendo, y a lo mejor hasta tendré algo de tiempo para disfrutarlo.
1 comentario:
Lucio Cornelio Balbo, gaditano adinerado y jeta, era amigo de Julio César, y precísamente él fue el que hizo llorar al romano mediante el rastrero método de enseñarle una estatua de Alejandro Magno y decirle: "Ira, quillo, er nota éhte con tu edá ya había conquihtao medio mundo y tú aquí cin vendé una ehcoba, pisha, que eh que ere un pringao, y ensima vá a llorá y tó, ci ceráh nenaza, cohone, que te tenía que dá hahta vergüensa y..."
Sí, era un amigo estupendo de Julio César. Ahora, que luego se demostró que los tenía peores, ¿hein?
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