A menudo sueño que soy millonario, aunque en mi fantasía nunca hay una explicación más o menos creíble de esto. No, soy millonario porque sí, porque es el orden natural de las cosas. Y qué felicidad vivir despreocupado, sin estar pendiente de los gastos. Viajar, conocer mundo, dormir en hoteles de cinco estrellas y que te llamen «señor» y no «eh, tú». Pero al día siguiente me despierto y sigo siendo pobre. El camino hacia la riqueza me está vedado, salvo, quizá, en una futura reencarnación. A algo hay que agarrarse.
1 comentario:
Un día vamos a hacer una primitiva a medias. No, en serio, doy suerte.
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