Soñé a la noche siguiente que seguía explorando las profundidades africanas y que un pájaro me hablaba con la voz de Ulises Lima. No sé qué andas buscando por aquí, carajo, me espetó. Cuando lo encuentre, te lo diré, contesté. Eso es un cliché, me respondió.
Soñé una noche más que seguía siendo Arturo Belano en la sofocante oscuridad de África. La voz de Ulises Lima me llegaba débil, como en un sueño dentro de otro sueño. Rimbaud murió en un hospital con una pierna menos, me dijo. A mí no me pasará eso, le dije con convicción, yo me niego a morir en un hospital. Lima se encogió de hombros.
Publicado en el número 3 de Obituario.
2 comentarios:
"A mí no me pasará eso", dijo.
Y se arrancó las dos piernas.
Para detective salvaje, él.
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