Sintiendo que la vida empezaba a abandonarle, organizó una fiesta en su casa, la fiesta sin fin, como la llamó, y puso guardias armados en la puerta con la orden de no dejar pasar a nadie que no estuviera en la lista de invitados. Como la muerte es sabia y podía dar un nombre falso, a todos los invitados se les pediría el documento de identidad.
1 comentario:
Es inútil. Es uno de los guardias de seguridad.
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