Mi técnica literaria es la siguiente, caballero: abro un archivo de texto y escribo en él la idea y los posibles giros. Lo leo y me regocijo. Después abro otro archivo de texto y en él escribo el relato. Lo leo y me deprimo, pero no importa. Sigo adelante porque la idea permanece impoluta en el otro archivo. Me digo que volveré a intentarlo en el futuro y esta evidente mentira me colma de paz y serenidad.
1 comentario:
Y no se ha dado cuenta del truco: escribir. Es decir, currar.
Y yo me entrego a la paternidad y la molicie...
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