El Papa solicitó a la FIFA que las reglas del fútbol fueran modificadas para convertirlo en un deporte evangelizador, aprovechando su gran aceptación popular. Así, proponía que se jugara con trece jugadores: una estrella (que iría vestida como Jesús y tendría carta blanca para saltarse las reglas) y doce gregarios, uno de los cuales tendría que cometer un penalti en el último minuto o lesionar a la estrella (propia, no la rival) en una entrada por detrás.
2 comentarios:
Y luego colgarse del travesaño. Gran espectáculo, a fe mía.
y al tercer día recuperarse de la triada de rodilla
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