miércoles, 23 de julio de 2014

De la teología aplicada al desamor

Al final de la carta, se despidió de ella así: «Sé que no habrá respuesta. Escribirte es como rezarle a un dios, aunque tú sí existes: en otro plano, uno donde se confunden recuerdo y deseo».

1 comentario:

Microalgo dijo...

Ahora comprendo por qué lo invitan a tan pocas fiestas.