miércoles, 18 de diciembre de 2013

Lecturas íntimas

En la puerta del liceo, esperando para leer, pienso durante unos segundos en la posibilidad de marcharme. ¿Sería negativo? ¿Sería bueno para la leyenda? «En su primera lectura pública, huyó como el cobarde que era», pondrían en mi biografía no autorizada. Pero luego pienso que podré decir: «una vez leí en el liceo», que siempre suena bastante mejor de lo que es. Así que entro. Y el lugar está prácticamente vacío, no hemos levantado expectación. ¿Dónde están las groupies?, pienso (en algún concierto, claro). Y a medida que vamos leyendo, las pocas personas que hay se van marchando. Todo muy triste. Yo leo el segundo, así que tengo algo de audiencia. Formamos una sociedad secreta, se me ocurre, pero no digo nada, no sea que los espante antes de tiempo.

1 comentario:

Microalgo dijo...

A vé.

Hace un añito, o así, vino Eduardo Mendoza a presentar un libro a Cádiz. Eduardo Mendoza, repito.

Y estábamos seis personas.

No se sienta tan desamparado, ande. Piense que, en literatura, haga lo que haga, no generará expectación si no sale Usted por la tele, en algún reality, llamando furcia a alguna antigua novia imaginaria, o bailando en pelotas, o algo así. Sería Usted famoso, pero a qué precio.

Recuerde siempre que Telecisco es la cadena más vista en España. A partir de ese dato, lo mejor es no esperar nada y ser feliz como una fugaz florecilla de los campos.

Amén.