Una pequeña araña por la espalda de Sonia. Intento no alarmarla y, disimulando como mejor puedo, me acerco a mi novia y aplasto al arácnido con un dedo, diciéndole: tenías una araña, pero la he matado. Ella sólo se queda con la parte de tener una araña encima y responde con chillidos que podrían romper cristales. Abrazada a mí. Con la boca pegada a mi oído.
1 comentario:
Eso es amó.
Pero no amó por la araña. Es mejor soplar un poco para que se caiga y luego echarla por la ventana... (es mi vena jainista) (con lo de soplar para que se caiga y luego echarla por la ventana me refiero a la araña, no a la novia, por mucho que grite).
Por otra parte, creo que era Pablo Motos, cuando hacía radio (años ha), el que se preguntaba estupefacto cómo un ser que se pone un pegote de cera caliente en la ingle y luego le da un tirón y se lo arranca con todos los pelillos ahí pegados... ¿cómo le puede tener miedo A UNA ARAÑA?
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