Sueño que se me hincha el pene hasta alcanzar las dimensiones de un dirigible y salgo volando por la ventana montado en él, como si fuera la escoba de una bruja o, más bien, un cohete Saturno. Asciendo al edificio más alto de la ciudad y, como un sátrapa sexual, me corro, eyaculo sin fin sobre la ciudad sin nombre y mi semen cae como maná del cielo y las quinceañeras, con sus cortas faldas a cuadros, se agachan en los parques, hacen bolas de nieve y se las lanzan a la cara unas a otras.
1 comentario:
Cuánto daño ha hecho el porno en este país, por Dios...
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