Es ahí donde se me ocurren las mejores ideas, quizá porque me froto la cabeza (con champú). Pero escribir ahí está lleno de inconvenientes, pues el agua borra la tinta y destruye el papel, así que es como si no escribiera nada. Me compré un cincel para grabar en la pared mis pensamientos de forma permanente, pero la comunidad de vecinos está furiosa conmigo por mi desmesurado consumo de agua y los golpes constantes.
2 comentarios:
Yo, en cambio, donde mejor escribo es sentado en el retrete. Todo son ventajas: es discreto, solo necesito llevar un boli que puedo ocultar en cualquier sitio; dispongo de metros y metros de papel; si me da un apretón (de escribir, por supuesto) hay retretes en cualquier local público, y, sobre todo, es muy sencillo y rápido conseguir que mis escritos alcancen el destino que merecen (solo tengo que tirar de la cadena).
Michel, disculpa mi intromisión en tu blog hecha, eso sí, desde el cariño y la admiración. Un abrazo.
Floro Tomás
Tus comentarios siempre serán bienvenidos, Floro. Considérate en tu casa.
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