—Aquí seguimos —dice Caperucita Roja.
—Sí —contesta el lobo—. Se podría decir que somos una pareja consolidada.
—No, tú y yo no somos nada; eres un simple acosador.
—No tan simple: estoy lleno de matices.
—Ya, seguro.
—Además, me necesitas en tu vida —responde con suficiencia el lobo.
—¿Para qué, para que me persigas? ¿Para que te comas a mi abuelita y te hagas pasar por ella? Por cierto, eso se llama travestismo. Tendrías que ir al psicólogo.
—Al veterinario, en todo caso. Y tendrías que ir tú al psicólogo, que para algo eres una representación de la menstruación.
—¿Cómo dices?
—Aunque yo también lo soy.
—¿Tú? ¿Un lobo? Oye, que yo me depilo muy bien —responde con sorna Caperucita.
—En realidad soy un licántropo, de ahí que pueda hablar y sea tan antropomórfico. Y ya sabes: la licantropía consiste también en cambios de humor una vez al mes.
—Eres un machista.
—Es mi naturaleza de lobo, que está por socializar.
4 comentarios:
Nunca había visto al licántropo como una manifestación de la menstruación. "Licántropa" va a ser, a partir de ahora, uno de mis insultos preferidos para dedicárselo a mi parienta, justo cuando más lo necesite...
Ya les iré comentando desde el hospital, si eso.
El lobo es una representación de la menstruación?
Me gustan tus adaptaciones.
El licántropo, el licántropo.
Estás lleno de ingenio e ironía. Demuestras un humor sabio y, a veces, incluso oscuro. Me gusta.
J.
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