domingo, 9 de septiembre de 2012
El duro camino a la gloria
Buenos días, soy su entrenador literario y vengo a decirle que ya está bien de esta imaginación sedentaria, se ha descuidado mucho y tiene que ponerse en forma. Mire todos estos adverbios, que no son más que michelines. Hay que eliminarlos, hay que librarse de toda esta grasa que entorpece el correcto desarrollo de la historia y lo vamos a hacer con un programa de ejercicios riguroso. No, no me mire así, vamos a empezar poco a poco. Primero, unos haikus aeróbicos para reforzar la capacidad de concisión, luego pasaremos a los microrrelatos y seguiremos con los relatos cortos, que se irán alargando un poco más a medida que trabajemos y por fin, si cumplimos los pasos adecuados del entrenamiento, podremos dedicarnos a carreras de fondo novelísticas.
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2 comentarios:
Pero va a pagar. Con sudor.
(Un momento... no será Espido Freire ese "entrenador literario"... ¿verdad?).
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